La violencia volvió a teñir de sangre las calles de Colón, esta vez cobrando la vida de un padre que solo quiso proteger lo más valioso que tenía: su hija. En medio de una escena escalofriante ocurrida la noche del viernes 11 de julio en Villa Cartagena, corregimiento de Puerto Pilón, un hombre identificado como Federico Ramírez Rodríguez fue asesinado a puñaladas cuando intentaba frenar el brutal ataque que sufría su hija a manos de su expareja.
La joven, Yashany Ramírez, fue agredida con arma blanca en lo que todo indica fue un arrebato de violencia doméstica. Según los primeros reportes, el agresor —presuntamente su ex— la atacó sin piedad, propinándole al menos siete heridas punzocortantes. El padre, al escuchar los gritos desesperados de su hija, no dudó en intervenir, pero terminó siendo blanco del agresor, quien le asestó varias puñaladas mortales.
Vecinos, alarmados por la escena de terror, llamaron a las autoridades. Pero cuando llegó la Policía Nacional, el atacante ya se había esfumado. La escena era desoladora: un padre sin vida y una hija gravemente herida.
Yashany fue trasladada de urgencia al cuarto de urgencias de la Caja de Seguro Social (CSS), donde permanece bajo observación médica. Su estado de salud se mantiene reservado.
El Ministerio Público y unidades de la DIJ han iniciado la investigación formal del caso. Se ha desplegado un operativo en la zona para dar con el paradero del responsable, quien sigue prófugo.
Este caso eleva a 63 las muertes violentas registradas en la provincia de Colón en lo que va del año, una cifra que no deja de alarmar y que refleja el preocupante incremento de la violencia doméstica y los feminicidios en el país.
La comunidad de Villa Cartagena está consternada. Algunos residentes, visiblemente indignados, exigen justicia y mayor protección para las mujeres. “Ese señor murió como un héroe, defendiendo a su hija. ¿Cuántos más tienen que caer para que se haga algo?”, expresó un vecino.
La vida de Federico Ramírez terminó en un acto de amor y valentía. Su historia, aunque marcada por el dolor, también deja un mensaje claro: cuando el Estado no protege, las familias quedan expuestas al horror.