Veranillo amaneció con sangre y preguntas. Un episodio que comenzó como un patrullaje rutinario terminó en tragedia frente al minisúper King Kong, donde la muerte llegó rápido y sin previo aviso.
Carlos Lee Ducasa, de solo 18 años, cayó herido de bala tras un enfrentamiento directo con una unidad policial. Según el reporte preliminar, el joven habría atacado al cabo segundo Edgardo Rentería, quien recibió una herida punzocortante en la cabeza. La agresión, que fue sorpresiva según las versiones oficiales, activó la respuesta inmediata del uniformado.
Rentería no lo pensó dos veces. Sacó su arma de reglamento y disparó dos veces. Uno de los proyectiles impactó a Lee Ducasa en el abdomen; el otro, en el pecho. Ambos fueron llevados a la Policlínica Manuel María Valdés, donde minutos después se confirmó el fallecimiento del joven. El policía, por su parte, fue trasladado a un centro médico privado, donde se encuentra fuera de peligro.
Las imágenes del lugar se regaron como pólvora. Gente en los alrededores, niños saliendo de la escuela, gritos, tensión. Una escena que, lamentablemente, no es nueva para los vecinos de San Miguelito, donde los choques entre la comunidad y la fuerza pública se han vuelto parte del paisaje.
Las autoridades ya abrieron una investigación para esclarecer los hechos. ¿Fue exceso de fuerza o legítima defensa? Esa es la pregunta que ahora flota en el aire. El Ministerio Público tendrá la última palabra, pero mientras tanto, la familia de Lee Ducasa llora la pérdida de un muchacho que apenas empezaba a vivir.
Este hecho ha vuelto a encender el debate sobre la presencia policial en comunidades con altos niveles de vulnerabilidad. Mientras unos reclaman más control y autoridad, otros exigen protocolos más claros y menos gatillo fácil.
Lo cierto es que en Veranillo se vivió otra jornada marcada por la violencia, la desconfianza y la muerte.