Lo que parecía un simple albergue animal en Arraiján, Cáceres resultó ser una verdadera casa del horror, prometían bienestar, cuidado y amor., pero todo resultó ser un infierno con máscara de caridad.
La Policía Ambiental, junto al Ministerio Público, el MINSA, MiAmbiente y activistas del movimiento MOCA Panamá, rescataron 216 gatos y 26 perros de albergues clandestinos en Arraiján y Juan Díaz, luego de recibir múltiples denuncias ciudadanas por maltrato y desaparición de mascotas.
La historia explotó cuando MOCA (Movimiento de Conciencia Animal) denunció a través de redes sociales a la fundación Catolina, ubicada en Cáceres, Arraiján.
El lugar, lejos de ser un refugio, albergaba animales flacos, enfermos, sin agua, en medio de heces, jaulas oxidadas y sin ventilación. Pero lo peor vendría después.
Durante un operativo en Juan Díaz, las autoridades aprehendieron a dos mujeres de nacionalidad colombiana, quienes vivían en una casa alquilada en Campo Limberg con más animales en condiciones deplorables.
En Arraiján, testigos contaron lo que parecía sacado de una película de terror: velas encendidas en el patio, gritos nocturnos pidiendo cuchillos, gatos desesperados maullando sin control. Una verdadera historia de terror., en un inicio los vecinos pensaron que se trataba de violencia a la mujer, sin embargo estaban lejos de una supuesta realidad perturbadora. Una vecina cerca al albergue reveló que supuestamente estas mujeres torturaban y sacrificaban a los gatos en ritos nocturnos, ella llamó a la policía varias veces.
Una activista incluso aseguró que allí había un cuarto “pesado”, donde MOCA se negó a entrar por la energía densa. En el lugar también hallaron pico, pala y tierra removida.
Testimonios sugieren que algunos animales eran sacrificados en rituales, y que muchos gatos habrían sido robados de hogares. Una mujer aseguró a Telemetro Reporta haber visto a su gata perdida entre las imágenes difundidas en medios.
La primera diligencia oficial ocurrió el 15 de julio, cuando se allanó el albergue Catolina en Arraiján. El panorama era estremecedor: 123 gatos, 18 perros y 2 loros viviendo hacinados, enfermos y sin atención veterinaria. La fiscal superior Fátima Sánchez confirmó que el sitio no contaba con permisos y representaba un grave foco de zoonosis.
MOCA quedó con la custodia de los animales, muchos de los cuales padecen distemper, sida felino, hemoparásitos y otras enfermedades. Lamentablemente, varios tendrán que ser sometidos a eutanasia humanitaria.
Revelaron que había un gato con su lengua afuera de manera permanente, otro sin pelo, jaulas dentro de la casa con gatos bebés con areneros sin limpiar, heses en el piso. Los animales no tomaban agua, ni recibían comida de manera frecuente. Los activistas insisten en que este es un tema de salud publica por lo que piden apoyo con alimentos y ayuda.
En medio del escándalo, días antes, Carolina Rojas (ahora detenida), representante del albergue, dio su versión a Mi Diario. Asegura que no hubo maltrato, sino problemas por mudanza forzada, plagas, daño en la bomba de agua y falta de recursos. Dice que todo se ha hecho con amor y sacrificio, y que algunas imágenes fueron tomadas sin permiso y “fuera de contexto”.
La Procuraduría ha prometido aplicar todo el peso de la ley, y la clausura del albergue ya fue ordenada. Mientras tanto, MOCA pide apoyo urgente con alimentos, medicinas y adopciones. “No hay recursos, pero los animales no pueden esperar”, afirman.











