Los vecinos de Pan de Azúcar, en San Miguelito, pueden volver a cruzar el puente peatonal sin miedo.
Después de meses convertido en refugio improvisado para personas sin hogar, el paso elevado fue limpiado, rehabilitado y reabierto al público gracias al trabajo conjunto de la Junta Comunal de Amelia Denis de Icaza, la Junta Comunal de Victoriano Lorenzo y la Alcaldía de San Miguelito.
“Ahora tenemos un puente disponible para todos nosotros”, expresó la alcaldesa Irma Hernández, quien lideró el proceso junto a las autoridades locales. Agradeció el esfuerzo de los equipos comunitarios y recordó que, aunque el espacio está limpio y funcional, aún queda trabajo por hacer con quienes vivían allí.
Hernández resaltó que mantener el puente limpio y en buenas condiciones requiere del compromiso de varias instituciones. Mencionó que el MIDES y el MINSA deben brindar su apoyo para conservar el área, mientras que el Ministerio de Obras Públicas tiene que asumir su parte en el mantenimiento. También recordó que las isletas del sector corresponden al Metro de Panamá, y pidió que las entidades trabajen en conjunto. Afirmó que, si no pueden hacerlo, las juntas comunales seguirán con la labor, pero necesitan contar con los recursos necesarios para sostenerla.

La alcaldesa recordó que este puente es clave para la comunidad, ya que está rodeado de iglesias, escuelas, supermercados y viviendas. “Vecinos, adultos mayores y estudiantes necesitan un paso seguro. Nadie debería cruzar corriendo de una estación de gasolina a otra. Ya se solicitó el cambio del puente a la ATTT, porque es la entrada de nuestro distrito”, explicó.
El operativo de desalojo se realizó el miércoles 22 en la mañana, liderado por unidades de la Policía Nacional y el Servicio Nacional de Migración, tras varias denuncias vecinales por el mal estado del lugar y los riesgos sanitarios. Durante la intervención se identificaron seis personas, una de ellas en estado crítico por desnutrición o tuberculosis, quien fue trasladada de urgencia en ambulancia.
La directora de Planificación Urbana del municipio, Diana Xie, aseguró que el puente era prioridad desde principios de año. “Conecta una parada de MiBus con el Instituto Rubiano, y su cierre ponía en peligro a estudiantes y peatones”, indicó.
El puente luce limpio, pero su historia deja una lección clara: los espacios públicos también reflejan las deudas sociales que aún esperan atención. Detrás de cada muro pintado y cada desecho retirado hay historias de abandono, desigualdad y olvido.



