Un sismo de magnitud 8.7 con epicentro en la región de Kamchatka, Rusia, sacudió al planeta y desató una cadena de alertas por tsunami que encendieron las alarmas en distintas partes del mundo. Minutos después del potente movimiento telúrico, olas generadas por el fenómeno llegaron a las costas rusas, lo que obligó a los expertos a ajustar los datos y a emitir nuevas advertencias.Tras la verificación de la información, se emitió una alerta de evacuación por tsunami para la costa oeste de Estados Unidos, Japón y las islas Hawái, donde se espera que las olas tengan un impacto más serio.
En tanto, los países del océano Pacífico, incluyendo varias naciones de Centroamérica y Sudamérica, entraron en fase de vigilancia ante la posibilidad de que lleguen olas de entre 30 centímetros y 1 metro de altura.En el caso de Panamá, las autoridades advirtieron que se podría registrar un oleaje anómalo en el litoral Pacífico durante las primeras horas del día de mañana. Aunque por el momento no se emitió una alerta de evacuación, sí se mantiene la atención puesta en el comportamiento del mar, ya que el fenómeno aún está en desarrollo y se monitorea constantemente a través de las boyas DART distribuidas por todo el océano.
El reporte indica que, según los modelos matemáticos más recientes, no se espera un impacto mayor en las costas panameñas, aunque no se descarta la presencia de oleajes fuera de lo común. La buena noticia es que, de acuerdo con los datos actuales, la altura de las olas no superará el metro de altura, por lo que no serían destructivas.
Sin embargo, lo que preocupa a las autoridades y mantiene a la población con un ojo en el mar, es la posibilidad de que los datos cambien conforme avanza el tiempo. “Todo puede variar dependiendo del comportamiento del océano”, advierten los expertos, por lo que las actualizaciones continuarán en tiempo real mientras se recopila información desde las estaciones de monitoreo.
Por ahora, no hay motivo para alarmarse en Panamá, pero las autoridades piden a la población estar atenta a los reportes oficiales y evitar propagar información no verificada. El llamado es claro: no bajar la guardia y mantenerse informados, porque aunque las olas no sean destructivas, pueden causar sorpresas en zonas vulnerables.
Las próximas horas serán clave, y no se descarta que otros países del Pacífico vean alteraciones en su costa. El planeta sigue temblando, y el océano responde.