Un cargamento de 40 reptiles de la especie Tegu argentino quedó retenido en Panamá tras un operativo de control liderado por técnicos de la Dirección Ejecutiva de Cuarentena Agropecuaria. Los ejemplares, procedentes de Argentina, fueron sometidos a un minucioso proceso de inspección sanitaria y fitosanitaria para garantizar que cumplieran con toda la normativa zoosanitaria vigente en el país.
Durante la intervención, personal veterinario especializado revisó cuidadosamente cada uno de los reptiles, verificando su estado físico y las condiciones en que fueron transportados. También se inspeccionó toda la documentación que respaldaba la importación, asegurando que la entrada de estos animales se realizara bajo parámetros legales y seguros. Este tipo de revisiones busca evitar riesgos para la salud animal y humana, así como para la biodiversidad local.

Tras la revisión inicial, los animales fueron trasladados a un recinto debidamente autorizado, donde permanecerán en cuarentena preventiva durante un periodo de 10 días. Este paso es obligatorio para este tipo de especies y permite monitorear su salud de forma controlada.
En este tiempo, los especialistas realizarán evaluaciones sanitarias constantes para descartar la presencia de cualquier enfermedad o parásito que pueda representar un riesgo. Solo si se confirma que los ejemplares están en óptimas condiciones, la Dirección Nacional de Salud Animal emitirá el acta de liberación que permitirá su ingreso definitivo al país.

Este tipo de operativos no son simples trámites administrativos: representan una barrera sanitaria clave para proteger el equilibrio ecológico y productivo. El ingreso de fauna exótica puede traer consigo enfermedades que, de no ser detectadas, afectarían gravemente a especies locales, ecosistemas naturales y actividades agropecuarias.
Por eso, las autoridades mantienen controles rigurosos sobre toda importación de animales vivos. Además, con estas medidas se promueve que toda actividad comercial y de manejo animal se realice bajo prácticas responsables y dentro del marco regulatorio establecido.

En un contexto donde el intercambio de fauna entre países es cada vez más frecuente, la vigilancia sanitaria se convierte en un escudo preventivo esencial para proteger no solo la biodiversidad nacional, sino también la salud de comunidades y sectores productivos.