Entre barro, paja, madera y mucha tradición, los estudiantes del Instituto Superior y Especializado de Artes y Folklore de MiCultura, regional de Panamá Oeste, demostraron que el folklore no solo se estudia, también se vive.
Con las manos llenas de tierra y el corazón repleto de orgullo patrio, realizaron una junta de embarra para levantar una auténtica casa de quincha en la sede de la institución, ubicada en La Chorrera.
El proyecto, que forma parte de la asignatura Proyecto Comunitario, lleva por nombre “La Quincha, tradición y cultura”, y busca no solo preservar este tipo de construcción típica del interior del país, sino también documentar todo el proceso artesanal, desde la selección de materiales hasta el resultado final.
“Queremos rescatar este tipo de edificaciones que poco a poco se están perdiendo.
La casa de quincha es parte del patrimonio material panameño, y estamos luchando para que un día sea reconocida como patrimonio de la humanidad”, expresó Edgar Aparicio, presidente de la Asociación de Estudiantes Graduandos, además de músico y bailarín folklórico.

Durante la actividad, los jóvenes trabajaron hombro a hombro, reviviendo una de las prácticas más representativas de la vida rural panameña: la junta de embarra, un evento comunitario donde la construcción se convierte en una verdadera fiesta cultural.
La directora regional encargada del Instituto, Alba Garibaldi, destacó que esta iniciativa refleja el espíritu que por más de 42 años ha mantenido la institución: promover el arte, el folklore y las raíces culturales que definen al ser panameño.
“Cada actividad que realizamos tiene como propósito preservar nuestras tradiciones y fortalecer la identidad cultural desde las aulas”, señaló.
Por su parte, la profesora Eyra Ledezma, responsable del curso, explicó que la meta era construir la casa usando materiales autóctonos, como tierra, caña, madera y paja natural, tal como se hacía antiguamente en las comunidades del interior.
“La casa quedará como legado en la sede y estará abierta a quienes quieran conocer de cerca cómo se levanta una verdadera vivienda de quincha”, detalló.
El resultado final no solo será una construcción física, sino también un registro educativo: los estudiantes elaborarán un documental y un informe técnico que quedará disponible en la biblioteca del instituto para futuras generaciones.
Además, los jóvenes agradecieron el apoyo de la comunidad local y de la Unión Nacional de Cantores, Artistas y Profesionales de la Décima Panameña (Uncaaprodepa), presidida por Nolasco Frías, por respaldar un proyecto que une educación, cultura y tradición.


Entre risas, cantos y manos embarradas, los futuros folkloristas dejaron claro que en Panamá, mantener viva la herencia cultural también se aprende haciendo.


