En un suceso que parece sacado de una película de ciencia ficción, una sonda espacial soviética lanzada en 1972 y que se creía perdida desde hace décadas, regresará a la Tierra en los próximos días. La cápsula, cuya misión original era explorar la superficie de Venus, fue construida con una altísima resistencia para sobrevivir a temperaturas y presiones extremas, lo que ahora plantea un nuevo desafío: su posible impacto en la Tierra.
De acuerdo con expertos en seguimiento de objetos espaciales, la cápsula caerá en una zona aún indeterminada, lo que mantiene en alerta a las autoridades espaciales. Debido a su diseño reforzado, se espera que atraviese la atmósfera terrestre sin desintegrarse y llegue al suelo prácticamente intacta, comportándose como un pequeño meteorito metálico.
Aunque el riesgo para la población es bajo —dada la enorme extensión de áreas deshabitadas en el planeta—, la falta de precisión sobre el lugar de reentrada ha motivado la emisión de alertas preventivas. Equipos internacionales de monitoreo rastrean minuto a minuto la trayectoria del objeto para prever, con la mayor exactitud posible, su punto de impacto.
La historia de esta cápsula comenzó hace más de medio siglo como parte del ambicioso programa soviético para conquistar Venus. Sin embargo, poco después del lanzamiento, la comunicación se perdió y la misión fue catalogada como fallida. Hoy, esa reliquia del pasado espacial regresa inesperadamente, recordando que, en el cosmos, nada se pierde para siempre.
Las autoridades seguirán informando a medida que se obtengan nuevos datos sobre la trayectoria final de la cápsula.