El asesinato del sacerdote Marcelo Pérez , indígena tzotzil y un defensor de los derechos humanos y de los pueblos indígenas, conmocionó a Chiapas este domingo.
La diócesis de San Cristóbal de las Casas hizo un llamado urgente a las autoridades para que restauren la paz en la región y exigió una investigación basada en la verdad y la justicia reseñó EFE.
El padre Marcelo, como era conocido, fue atacado a balazos dentro de su vehículo después de oficiar una misa en el Barrio de Cuxtitali, en San Cristóbal de las Casas. El obispo Rodrigo Aguilar Martínez expresó el dolor de la diócesis y reiteró la disposición a perdonar a los responsables del crimen, aunque insistió en que la verdadera paz solo puede lograrse si se acompaña de justicia.
Aguilar destacó que el sacerdote había denunciado en repetidas ocasiones amenazas contra su vida, las cuales no fueron atendidas por las autoridades, lo que no impidió que continuara con su labor en defensa de los derechos humanos y la paz. La respuesta de la comunidad no se hizo esperar.
Tras la homilía dominical, cientos de personas acompañaron el féretro del sacerdote con banderas blancas, recorriendo dos kilómetros hasta la iglesia de Guadalupe y clamando por justicia.
El cuerpo será trasladado al municipio de San Andrés Larráinzar, tierra natal del padre Marcelo, para ser sepultado. El padre Marcelo, originario del pueblo tzotzil, era conocido por su incansable labor en la defensa de los derechos de los pueblos indígenas y su denuncia del incremento de la violencia en Chiapas, especialmente desde 2021.
Lideró marchas y peregrinaciones por la paz y se pronunció en varias ocasiones contra el crimen organizado.
Su asesinato ocurre en un contexto de creciente violencia en la región, donde organizaciones han alertado sobre la criminalización y agresiones que enfrentan defensores de derechos humanos. Desde 2015, el sacerdote contaba con medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) debido a los riesgos que corría por su trabajo.
Sin embargo, las amenazas no cesaron y se intensificaron en los últimos años, señaló la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), que también condenó el asesinato y pidió una investigación exhaustiva. En Chiapas, la violencia ha cobrado la vida de muchos defensores de derechos humanos.
Según la ONU-DH, al menos 134 han sido asesinados desde 2017, de los cuales siete han ocurrido en lo que va de 2024.
El caso del padre Marcelo es el reflejo de un problema que continúa sin solución, donde las voces que defienden la paz y la justicia son silenciadas. A pesar del riesgo constante, el padre Marcelo se mantuvo firme en su labor, acompañando a comunidades indígenas desplazadas y mediando en conflictos.
También fue un crítico abierto del asesinato del defensor Simón Pedro y de la falta de justicia en muchos otros casos similares.
Hoy, la exigencia de la comunidad y de la diócesis es clara: que la muerte del padre Marcelo no quede impune.