En un movimiento que ha sacudido las estructuras del régimen iraní, el presidente Masud Pezeshkian destituyó este sábado a su vicepresidente para Asuntos Parlamentarios, Sharam Dabiri, tras el escándalo desatado por su viaje recreativo a la Argentina y la Antártida durante las festividades del año nuevo iraní.
La decisión de Pezeshkian llega en un momento delicado, en el que la población persa enfrenta una aguda crisis económica, con inflación galopante, escasez de bienes esenciales y crecientes restricciones financieras que afectan al ciudadano común. En este contexto, el viaje de Dabiri fue percibido como un acto de desconexión con la realidad del país y una falta de sensibilidad política.
Según fuentes oficiales, Dabiri habría aprovechado las vacaciones del Nowruz para embarcarse en una travesía turística de alto costo por el hemisferio sur, visitando destinos como Buenos Aires y la remota región antártica. La noticia, filtrada a medios internacionales y reproducida en redes sociales iraníes, generó una ola de indignación entre legisladores conservadores y reformistas por igual.
La respuesta de Pezeshkian no se hizo esperar. En un escueto comunicado, la presidencia confirmó la destitución de Dabiri y reiteró su compromiso de mantener la “austeridad, transparencia y ética pública” en todos los niveles del gobierno.
Analistas políticos interpretan esta medida como un intento del presidente por reafirmar su autoridad y enviar un mensaje claro contra el despilfarro en momentos de crisis. Sin embargo, también destacan que el caso pone en evidencia las tensiones internas dentro del régimen y la presión popular que crece a medida que se deterioran las condiciones de vida en el país.
Por ahora, se desconoce si Dabiri enfrentará otras consecuencias legales o administrativas, pero su caída marca un nuevo capítulo en el pulso entre el poder y la percepción ciudadana en la república islámica.