Hantavirus en alerta: una enfermedad poco común que vuelve a sonar fuerte en EE.UU.
Lo que parecía un caso aislado se está volviendo preocupante. Betsy Arakawa, esposa del reconocido actor Gene Hackman, falleció a fines de febrero a causa de una rara enfermedad respiratoria: el síndrome pulmonar por hantavirus (HPS). Ahora, las alarmas volvieron a encenderse tras confirmarse tres nuevas muertes vinculadas al mismo virus en Mammoth Lakes, California.
El hantavirus, transmitido principalmente por el ratón ciervo (deer mouse), se contrae al inhalar partículas de orina, saliva o excrementos de estos roedores. Lo grave: no tiene cura ni vacuna, y puede ser mortal en pocos días.
De Hollywood al campo: el virus que no distingue
Gene Hackman fue hallado sin vida junto a su esposa el 26 de febrero en su residencia en Nuevo México. Mientras él murió por causas naturales, la autopsia de Arakawa reveló la presencia del virus Sin Nombre, la variante más común en el oeste de EE.UU. A semanas de su fallecimiento, tres casos más salieron a la luz, todos en un pequeño pueblo de montaña en la Sierra Oriental de California.
Uno de los fallecidos era un adulto joven sin contacto directo con roedores, lo que encendió las alarmas entre las autoridades. “No había ratones en su casa, pero sí en su lugar de trabajo”, declaró el Dr. Tom Boo, responsable de Salud Pública del condado de Mono.
Ratones por todos lados: ¿qué está pasando?
Según los expertos, la población de ratones ciervo aumentó más de lo normal este año en la zona, elevando el riesgo de contagio. Lo más raro: los infectados no hicieron tareas típicas como limpiar sótanos o cabañas cerradas, donde suele haber mayor exposición.
Los síntomas incluyen fiebre, dolor muscular, tos y dificultad respiratoria. Una vez que el virus ataca los pulmones, el desenlace puede ser fulminante.
Precauciones clave para no caer en la trampa
El Departamento de Salud de California y los CDC recomiendan:
Ventilar cualquier espacio cerrado durante 30 minutos antes de entrar.
Usar guantes, mascarilla y cloro para limpiar.
No barrer ni aspirar excrementos.
Sellar huecos en casas y evitar dejar comida al alcance de roedores.
Aunque no hay nuevos casos confirmados, las autoridades se mantienen en alerta por la actividad anormal de roedores en la región. El recuerdo del brote de Yosemite en 2012, que enfermó a varios visitantes, aún está presente.