Mientras su marido, el expresidente Ollanta Humala, ya fue jalado por la Policía directo al calabozo tras ser condenado a 15 años por lavar billete sucio, su inseparable esposa, Nadine Heredia, se fue derechito a la Embajada de Brasil en Lima y pidió asilo político.
La Cancillería peruana, en su típico tono frío y cortante, confirmó que la señora Heredia se presentó en la sede diplomática brasileña la mañana del martes, justo horas después de que le cayera también una condena de 15 años por lavar platita de Odebrecht para financiar las campañas de su esposo en 2006 y 2011.
Según el comunicado oficial, Brasil y Perú están “en permanente comunicación” sobre el caso. Traducción al panameño: están viendo cómo resuelven el arroz con mango que les dejó Nadine, quien ni siquiera fue a escuchar su sentencia; prefirió conectarse virtualmente —seguramente desde algún sitio con buena señal y sin barrotes a la vista.
Y mientras Humala ya duerme bajo llave, su media naranja decidió apostarlo todo a la Convención sobre Asilo Diplomático de 1954. ¿Será que Brasil le da el salvavidas o la devuelve? Eso está por verse.