De la obsesión al infierno emocional
Tatiana no se guardó nada. Contó cómo, a los 18 años, entró en una relación tóxica con Yemil. “No estaba enamorada, era una obsesión”, confesó. Aislada de su familia, con secuelas físicas y mentales, tocó fondo. Fue su propia madre quien le exigió que tuviera la fuerza de salir por sus propios pies… y lo hizo.
Una salida que la salvó
La historia dio un giro cuando, en medio de la oscuridad, Tatiana se refugió en Dios. Una ida a la iglesia la cambió todo: “Le pedí a Dios un hogar para mi hija”, contó. Poco después, reapareció en su vida Luis Durango, quien con paciencia y fe, no solo se ganó su corazón, sino también el de su hija Briana.
Amor real y un nuevo embarazo
Tatiana reveló que fue el trato amoroso de Luis hacia Briana lo que la convenció de formar una familia juntos. Y aunque no buscaban un bebé tan pronto, el embarazo llegó como respuesta divina. “Él lloraba de felicidad… me dijo que ya podía morir en paz”, relató entre lágrimas.
Del hate al perdón: “yo ya no camino sola”
Las redes sociales, como siempre, fueron despiadadas. Comentarios crueles, dudas sobre la paternidad de su hija, y gente queriendo colgarse de su nombre. Tatiana fue clara: “Antes caminaba sola y cualquiera me atacaba. Ahora, tengo un padre que me defiende. ¡Ya no estoy sola!”
Nueva vida, nueva fe, nuevo comienzo
La entrevista cerró con lágrimas y una declaración poderosa: “Todo lo que tengo hoy se lo debo a Dios. Él me sacó del abismo. Ya no vivo para mí, vivo para mi familia y para Cristo”. Su testimonio no solo inspiró, sino que reafirmó que sí se puede salir del túnel, y que la fe bien vivida transforma el presente.