La muerte de Ámbar Guelfi de Obaldía, médica de 37 años, ha dejado un vacío profundo entre familiares, amigos y vecinos del complejo Alsacia Towers, en la vía Tumba Muerto. Pero también ha puesto un rostro humano a una tragedia que estremeció a toda una comunidad. Ámbar fue recordada este fin de semana como una mujer valiente que, pese a sufrir graves quemaduras, logró sacar a su hijo y a su madre de su apartamento en llamas.

Quien compartió uno de los testimonios más desgarradores fue el chef Alexis Sittón, vecino de la torre donde ocurrió la explosión. En una historia de Instagram escribió: “Descansa en paz Ámbar Guelfi. Te recordaremos como la mujer que salvó a su hijo y a su madre. Una mujer valiente y luchadora”. Su mensaje se viralizó rápidamente, reflejando el impacto de lo que presenció.
Sittón relató que la madrugada del 16 de octubre, cuando la explosión sacudió el edificio, bajaba con su esposa e hija por la escalera de emergencia. En medio del humo y el caos, se topó con Ámbar, su pequeño Ian Franco —de 9 años— y la señora Nilka, la madre de Ámbar. No los reconoció al instante por el estado en que se encontraban, pero el rostro del niño lo despertó de golpe a la magnitud de la tragedia.
“Fue un mar de gente evacuando, nadie sabía que ellas eran las afectadas. Ámbar logró sacar a su familia de ese apartamento”, recordó. Mientras muchos huían, él y otros vecinos se organizaron para ayudarlas a bajar. “Me llevé a la abuela en brazos, como si fuera mi responsabilidad cuidarla”, dijo.
Un vecino tuvo la idea de usar el ascensor —que aún funcionaba— para evacuar a las víctimas, ya que no podían seguir caminando. Gracias a esa acción colectiva, lograron sacar con vida a Ámbar, a su hijo y a la abuela.
A pesar de días de lucha en la sala de quemados, Ámbar no resistió. Sufrió quemaduras en el 70% de su cuerpo. Su madre sigue hospitalizada con el 40% del cuerpo afectado, mientras Ian permanece en el Hospital del Niño con lesiones en el 21%.
La historia de Ámbar no solo deja dolor, también deja una huella de heroísmo. Vecinos como Alexis Sittón hoy la recuerdan no por cómo murió, sino por cómo luchó hasta el último instante para salvar a los suyos.