La revelación vino de forma indirecta pero contundente. Fue Stephanie, a través de sus historias en redes sociales, quien dejó caer la bomba con sutilezas que no dejaron dudas: El bebé que tenía en brazos, Salomón, era hijo de Chamaco.
La sorpresa se convirtió en alegría entre los suyos. La familia Arrocha no tardó en reaccionar, y fue @mariarrocha_ quien lo confirmó públicamente con un mensaje cargado de amor y fe: “El tiempo de Dios es perfecto. Bienvenido a la familia Arrocha, sobrino.”
Así se cierra una parte del capítulo, pero se abre uno nuevo en la historia de Chamaco. Aunque ya no está físicamente, su legado sigue vivo... literalmente.
Salomón ha llegado para recordarnos que incluso en medio del luto puede nacer esperanza. Y ahora, con su apellido bien plantado y el cariño de toda una familia, empieza a escribir su propia historia.