En un nuevo escándalo, Kanye West ha lanzado graves acusaciones contra su dentista, Thomas Conelly, a quien señala como responsable de haberlo vuelto adicto al conocido “gas de la risa”, un anestésico compuesto por óxido nítrico, y por suministrarle también propofol, un potente sedante intravenoso relacionado con casos de alto perfil en el pasado.
La denuncia, presentada por el abogado Andrew Cherkasky, fundador de la firma Golden Law, detalla un oscuro entramado de supuesta mala praxis médica, que incluye además el cobro de facturas fraudulentas. En la notificación legal enviada al dentista, el equipo de West sostiene que el cantante es víctima de un patrón de abuso profesional que habría puesto en riesgo su salud física y mental.
Cherkasky fue contundente en sus declaraciones. Según él, no solo se trató de una relación médico-paciente negligente, sino que las acciones de Conelly cruzaron la línea hacia lo criminal, al administrar sustancias que generan dependencia sin la debida justificación médica.
Aunque el dentista no ha ofrecido declaraciones públicas hasta el momento, su equipo legal anticipó que responderán enérgicamente a lo que califican como “acusaciones infundadas”.
Kanye West, conocido por sus controversias y su personalidad explosiva, atraviesa así otro episodio legal que podría escalar. Sus representantes aseguran que el artista busca justicia y una indemnización que refleje el daño sufrido.
El caso podría sentar un precedente en la relación entre artistas y proveedores de servicios médicos privados en Estados Unidos, donde la delgada línea entre la atención exclusiva y los excesos ha sido objeto de debate en múltiples ocasiones.