El otro mundo de los Mamuna: sin tiendas, sin estrés y sin jefes
En el sur más profundo de Papúa Nueva Guinea, existe un rincón del planeta donde el tiempo parece haberse detenido. Allí vive la tribu Mamuna, una comunidad que ha resistido la modernidad y que sigue viviendo como hace siglos, con lo justo y necesario que les da la selva.
Así canta la tribu Mamuna de Papúa, Indonesia.
— Víctor Escribano (@victoresfersan) February 9, 2024
Feliz fin de semana. pic.twitter.com/kbzBOX7RjM
Las casas Mamuna no tienen puertas, cerraduras ni concreto. Están construidas sobre pilotes, a casi dos metros del suelo, usando maderas resistentes, hojas de palma y fibras naturales. Esta estructura protege a las familias de las crecidas, serpientes y humedad constante.
Su alimentación es completamente natural.
Cultivan alimentos como taro (es un tubérculo parecido a la yuca), plátano y batata en pequeños lotes que rotan para no agotar el suelo. No usan químicos ni maquinaria. También pescan en grupo, tejiendo sus propias redes, y recolectan frutas y raíces con precisión milimétrica.

Pero lo más curioso es su organización social.
No tienen un líder permanente ni jefes autoritarios. Las decisiones se toman en grupo, y el respeto se gana con experiencia, no con poder. La colaboración es la ley.

Los niños crecen en libertad:
No tienen juguetes de plástico, pero sí árboles para trepar, ríos para explorar y todo un entorno que los educa de manera natural. Las mujeres se encargan de fabricar ropa a partir de cortezas de árbol tratadas al fuego y al agua, mientras que los hombres crean herramientas de piedra y fibra.
En tiempos donde todo parece urgente y digital, los Mamuna nos recuerdan que existe otra forma de vivir: con lo justo, con lo propio, y sin estrés.