El Tío Sam no nació de un artista ni de un político, sino de un carnicero de Nueva York llamado Samuel Wilson.
Durante la Guerra de 1812, que fue un conflicto militar que enfrentó a Estados Unidos y el Reino Unido, y que se le llama a veces la “Segunda Guerra de Independencia”, consolidó su soberanía frente al Reino Unido. En este escenario Wilson abastecía de carne a los soldados estadounidenses.

Sus barriles llevaban la marca “US”, y los repartidores comenzaron a bromear diciendo que eran “regalos del Tío Sam”. La anécdota creció tanto que terminó convirtiéndose en símbolo nacional.
El burlón tío Jonathan, y su evolución en el ámbito popular
Antes del ‘Tío Sam’, la joven nación estadounidense se personificaba en ‘Hermano Jonathan’ (’Brother Jonathan’) fue la primera personificación popular de los Estados Unidos .

El término surgió en el siglo XVIII y se usaba, primero de forma burlona, para referirse a los colonos puritanos de Nueva Inglaterra. Con el tiempo, el personaje de “Brother Jonathan”, un hombre astuto, trabajador y algo rústico, terminó simbolizando al ciudadano estadounidense común.

El Tío Sam, político y militar
Desde el siglo XIX el Tío Sam tomó protagonismo, especialmente en el terreno político y militar. Su imagen definitiva llegó en la Primera Guerra Mundial, cuando el ilustrador James Montgomery Flagg lo retrató con barba blanca, sombrero de copa y una pajarita roja, apuntando al espectador con la frase: “Te quiero para el Ejército de los Estados Unidos”. Ese afiche reclutó miles de jóvenes y quedó inmortalizado en la cultura popular.
Representa al gobierno federal
Desde los impuestos que cobra el IRS hasta la regulación financiera y el reclutamiento militar. En contraposición, figuras como Lady Liberty simbolizan ideales como la libertad y la igualdad.
En 1961, el Congreso de EE.UU. reconoció oficialmente a Samuel Wilson como el hombre detrás del símbolo. Hoy, en pleno 2025, su figura sigue viva, utilizada en propaganda, sátira y hasta en frases cotidianas como “pagarle al Tío Sam”.

Más que un simple dibujo, el Tío Sam es la representación del poder estatal, una imagen que trasciende la política y que, aún más de dos siglos después de su origen, sigue recordándole al ciudadano común que el gobierno siempre está mirando.