Hoy conversaremos sobre un pelotero que nació para ser receptor. Sus grandes habilidades dirigiendo los lanzadores, su fortaleza física, su gran brazo y su conocimiento de los bateadores que podían hacerle daño a su equipo, se conjugaron para ser de este extraordinario pelotero de los Yankees de New York un factor determinante en los triunfos de su equipo entre 1946 y 1963, que fue su época de gran esplendor como parte de los Bombarderos del Bronx.
Berra, producto de una pareja de inmigrantes italianos establecidos en St. Louis, Missouri, nació en esa ciudad del medio oeste norteamericano el día 12 de mayo de1925. Yogi era el quinto hijo de la pareja de italianos Pietro y Paolina Longoni. Originalmente su nombre era Lorenzo Pietro Berra, pero este fue cambiado a Laurence Peter Berra, para hacerlo sonar más americano, algo que era una práctica común entre los inmigrantes de la época.

Yogi Berra, como buen descendiente de italianos católicos, fue a la escuela de St. Mary’s High School, donde aprendió a jugar béisbol. Más adelante, en las ligas del American Legion Baseball, continuó con la práctica del deporte, donde se destacó como receptor, jugador de cuadro interior y jardinero. En esa época se relacionó con otro descendiente de italianos y reconocido pelotero, Joe Garagiola mientras jugaba en las ligas de la Legión Americana, donde nuestro héroe recibió el apodo de Yogi.
En 1942 los Cardinales de St. Louis ignoraron a Yogi y se inclinaron por firmar a Garagiola. Sin embargo, los Yankees de New York sí se interesaron en Berra y lo firmaron por un bono de US$500.00. Ya firmado por New York, Yogi se enroló en la marina de los Estados Unidos y participó como cañonero de un barco de guerra (U.S.S. Bayfield) en el desembarco de Normandía. Sus hazañas en Omaha Beach le aseguraron heridas y condecoraciones (Purple Heart Medal).
Yogi Berra was right about so many things!😄 pic.twitter.com/qXR6Bt3Y66
— Peter Petrides (@HappyPete55) April 2, 2025
En 1947, Berra fue llamado al equipo grande de los Yankees y así inició su ilustre carrera. Berra se distinguió como bateador y defensa, pues su calidad de juego era inmejorable. Se comenta que Yogi es quizás uno de los mejores receptores de la historia y su juego cumbre fue cuando en la Seria Mundial de 1956 jugando contra los Dodgers de Brooklyn actuó como receptor en el único juego perfecto logrado en una Serie Mundial y en este caso por Don Larsen.
Berra fue campeón mundial de Series Mundiales en trece oportunidades (1947, 1949,1953, 1956, 1958, 1961, 1962, 1969, 1977, 1978), 3 de esas victorias lo hizo como manager. Eventualmente fue escogido para el Salón de la Fama y su número “8” fue retirado por el equipo de los Yankees en honor al mejor receptor que hayan tenido en su historia.
Hablar de Yogi y no hacer referencia a sus frases célebres no tiene sentido. Entre otras encontramos tres de muchas:
“It ain’t over ‘til its over” (“No ha terminado hasta que termine”).
“Baseball is 90% mental, the other half is physical” (“Béisbol es 90% mental, la otra mitad es física”).
“A nickel ain’t worth a dime anymore” (“Ya un real no vale diez centavos”).
Luego de su retiro como jugador, Berra fue director de los Yankees y de los Mets de New York. En su momento, también fue, “coach” de los Yankees, los Mets y los Astros de Houston, pero su actuación como director y “coach” no fue tan destacada como lo fue como receptor de grandes logros. Yogi Berra murió el 22 de septiembre de 2015 a los 90 años y sus hazañas en el cuadro de béisbol siempre serán recordadas.